Una etapa de nuestra existencia la pasamos en este mundo en
donde nada permanece estable y todo cuanto nos rodea son apariencias.
Absolutamente todo está en continuo movimiento, incluso este planeta, que no se
perciba no significa que no se mueva.
Este planeta sobre el que caminamos y que, aparentemente está
quieto, rota (gira sobre sí mismo) a una velocidad aproximada de 1.700Km por
hora, y órbita alrededor del sol a 107.000Km por hora aproximadamente,
podríamos continuar con las galaxias y el cosmos. Como ves, quieto no es
precisamente la palabra que mejor define el mundo en el que vivimos.
Muchas personas se preguntan ¿por qué no se notan esas velocidades?
La respuesta es muy sencilla, tanto la velocidad como el movimiento son
constantes, formas parte de ese movimiento continuo. Si pudieses salir de ese
campo gravitatorio verías pasar todo tu alrededor a gran velocidad.
¿Cómo nos afecta esto a nosotros y
a nuestra forma de vivir?
Comprenderemos como nos afecta usando el ejemplo del equilibrista
que ya utilizamos en un artículo anterior.
Si el equilibrista se quedase quieto sobre la cuerda, este se
caería, solo puede mantener el equilibrio estando en un movimiento constante de
izquierda a derecha y viceversa.
El equilibrio no es algo que una vez conseguido dure
permanentemente, el equilibrista lo logra paso a paso y de momento en momento,
una y otra vez.
Si se queda quieto, se cae.
Si se desvía demasiado hacia un extremo y no rectifica a
tiempo, se cae.
Así es también con nuestras reacciones emocionales. Adoptar una postura estática no te mantiene en equilibrio, te
desequilibra y te caes.
Prueba a quedarte quieto en posición de firmes con los
ojos cerrados y notaras el balanceo.
Cuando se mantiene firme una postura determinada y no se
balancea emocionalmente, esa postura terminara cayéndose.
Lo más inteligente es fluir con el continuo movimiento y
armonizarse. El ejemplo del equilibrista nos permite comprender que el
equilibrio no es algo que esté afuera de nosotros.
¿Cómo lograr el equilibrio?
El verdadero equilibrio está en el
interior y tú eres el equilibrista.
La cuerda por la que camina el equilibrista son las emociones
y el movimiento que lo mantiene en equilibrio o cayéndose, son las reacciones.
Para estar en equilibrio primero debe de perderse, es similar
a la felicidad.
¿Cómo se puede ser feliz sin haber sido antes infeliz?
Aquello que se quiere ser, a veces, es mejor no perseguirlo
si no se ama y disfruta lo opuesto.
Para ser feliz se debe de saber disfrutar de la infelicidad,
porque es parte de la misma energía, la misma sustancia, la misma frecuencia.
La felicidad o la infelicidad forman parte de la
interpretación que la mente nos da de los hechos que nos rodean, tus
sentimientos forman parte de esa experiencia que llamamos vida y deben de ser
aceptados por igual, ya sean de un lado o de su opuesto, como el equilibrista ¿recuerdas?
Ni lo uno ni lo otro debiera hacernos perder el equilibrio.
Ambos flujos son necesarios para mantener el equilibrio, este
depende de nuestra capacidad para permanecer centrados en un constante va y ven
entre la felicidad y la infelicidad, sin perder el disfrute de cada momento en
cualquiera de los lados opuestos.
La mayoría de las personas que conozco no quieren balancearse
hacia el lado de la infelicidad, solo se inclinan hacia el lado de la
felicidad, así pierden el centro de gravedad y se caen. ¿por qué? Pues muy
sencillo, ya verás.
Su deseo de ser feliz es tan grande como el grado de
inclinación en el lado de la infelicidad en el que se encuentran realmente.
Cuando persigues algo es porque no lo tienes.
Si una persona se ríe todo el día, y ríe, y ríe, y ríe sin
parar, esa persona no está alegre, está loca. Para que la alegría se encuentre
en una persona, han sido necesarios los momentos de tristeza. El continuo va y
ven, porque, cuando se mantiene el equilibrio entre lo uno y lo otro, es cuando
se está centrado.
Cuando te encuentres en uno de los extremos, debes regresar
al centro de inmediato.
Inclinarse al máximo en una postura es conocido popularmente
como ser extremista. Eso precisamente es lo que más le agrada a la mente, ir a
los extremos. El objetivo de esta forma de actuar es la perfección y todos
conocemos alguna persona excesivamente perfeccionista. Se vuelven obsesivos
porque perdieron el equilibrio, no aceptan los cambios, no
aceptan el movimiento.
Caminando en equilibrio. Taoísta
y Tao.
El Tao no tiene como meta la perfección, solo importa la
totalidad. Qué, dicho sea de paso, no es más qué la suma de los opuestos.
La felicidad y la infelicidad.
La riqueza y la pobreza.
La alegría y la tristeza.
Estos son algunos ejemplos de vibraciones opuestas en una
misma frecuencia energética.
Hay un momento para cada situación, porque a cada momento le
precede un movimiento, y a este, el equilibrio.
El Tao enseña:
“Estira el arco hasta el máximo y desearas haberte detenido a
tiempo”.
“Templa una espada hasta el máximo y su filo no durara mucho”.
Celebramos que ahora te sea más fácil mantenerte en
equilibrio, porque eso es contagioso, por esa razón esperamos que contagies a
tus seres queridos compartiéndoles este artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario