Vivir sin conclusiones
es uno de los sagrados trabajos a realizar. Eso nos mantiene en equilibrio que,
dicho sea de paso, es la vida que todos desean.
La vida es
un equilibrio entre opuestos constante. Los ancianos llegan a descubrir, con la
experiencia que otorgan los años y las vivencias, que las conclusiones a las
que llegaron en su juventud fueron erróneas. Todo cuanto sucede a nuestro
alrededor son meras circunstancias y, todas ellas, en constante movimiento.
¿Cuál de
ellas perdurará hasta el final de los tiempos?
Mantenerse
en equilibrio en medio de estas circunstancias le convierte a uno en
equilibrista; Y esa, es una profesión que requiere destreza. La destreza no es
una virtud que se obtenga por las buenas, requiere de esfuerzo, sacrificios y
mucha paciencia. Hay un camino correcto para adquirir destreza y sin embargo la
mayoría de las personas le huyen, el camino correcto es el ensayo y los errores.
La destreza llegará tras un número adecuado de errores y tropiezos, a cada
persona según su cualidad, un día tras otro, un año tras otro.
Cuando adquirimos
una destreza es cómo si ya formase parte de nosotros, no requiere ser
recordada, actúa intuitivamente, cómo si formase parte de nuestra forma de “Ser”.
Si necesita recordarla o concentrarse para que aflore, eso que recuerda no es
una destreza, es un pensamiento y como tal forma arte de la mente y no de la
forma de Ser. Cuando expresamos una destreza lo hacemos de forma espontánea,
sin pensar, cómo un acto natural.
La mente
siempre nos dirige hacia los extremos. Si comienza un camino querrá llegar
hasta el final, aun sabiendo que es erróneo o nos animara a dejarlo en cuanto
ante; La destreza de caminar permite abstraerse de los pensamientos y vivir el
camino.
Mantener las
emociones controladas y la mente enfocada en el caminar nos permite caminar
centrados, sin desviarnos demasiado ni a la derecha ni a la izquierda. El
equilibrista se mantiene centrado paso a paso. Si se inclina a la izquierda, rápidamente
corrige la postura hacia la derecha y así consigue el equilibrio, eso lo
mantiene centrado.
La cuerda es
su camino, pero el se centra más en sus movimientos que en los de la cuerda y
eso lo mantiene en equilibrio.
El control
de las emociones y el enfocar la mente en el caminar más que en las circunstancias
del camino nos mantiene en equilibrio. Eso nos mantiene centrados.
Nota de un
equilibrista experimentado:
Si miras
hacia abajo te caes, no fijes tu atención en lo que temes más de en lo que estas
logrando, y ahora, da otro paso, así disfrutándolo.
Esperamos que este articulo haya sido de su interés, no dude
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